Convulsión por fiebre: guía de acciones a seguir

Las convulsiones febriles, aunque comunes en la infancia, suelen generar preocupación entre los padres. Comprender qué son, cómo se presentan y cómo actuar puede ser crucial para mantener la calma durante un episodio. Este artículo profundiza en los aspectos fundamentales de las convulsiones febriles, brindando una guía útil para padres y cuidadores.

Una convulsión febril es una reacción del cerebro a un aumento en la temperatura corporal, generalmente asociado a infecciones. Aunque puede ser aterrador observar a un niño sufrir una convulsión, es importante saber que, en la mayoría de los casos, estas convulsiones son inofensivas y no indican problemas de salud a largo plazo.

Índice del contenido
  1. Identificando los síntomas de las convulsiones febriles
  2. Cuándo es necesario consultar a un médico
  3. Principales causas de las convulsiones febriles
  4. Fisiopatología de las convulsiones febriles
    1. Factores de riesgo asociados a las convulsiones febriles
    2. Complicaciones y consideraciones a tener en cuenta
    3. Prevención de las convulsiones febriles
    4. Diagnóstico de las convulsiones febriles
    5. Tratamiento de las convulsiones febriles
    6. Preparándose para la consulta médica

Identificando los síntomas de las convulsiones febriles

Los síntomas de las convulsiones febriles pueden variar en intensidad y presentación. Es crucial reconocerlos para actuar adecuadamente durante un episodio.

Un niño con convulsiones febriles puede:

  • Tener fiebre de más de 38.0 °C.
  • Perder el conocimiento.
  • Agitar o sacudir brazos y piernas.

Las convulsiones febriles se dividen en dos categorías:

  • Convulsiones simples: Son las más comunes y duran entre unos segundos y 15 minutos. No se repiten en un periodo de 24 horas y afectan a todo el cuerpo.
  • Convulsiones complejas: Duran más de 15 minutos, pueden ser recurrentes dentro de las 24 horas y pueden estar limitadas a un lado del cuerpo.

Generalmente, las convulsiones febriles se presentan en las primeras 24 horas de fiebre y pueden ser un indicador de que el niño está lidiando con una infección.

Cuándo es necesario consultar a un médico

Es fundamental buscar atención médica después de la primera convulsión febril de un niño, incluso si el episodio es breve. Se debe acudir a un servicio de urgencias si la convulsión dura más de 5 minutos o si se presenta junto con:

  • Vómitos persistentes.
  • Rigidez en el cuello.
  • Dificultades respiratorias.
  • Somnolencia extrema.

Un chequeo médico puede ayudar a descartar otras causas subyacentes de la fiebre o de la convulsión.

Principales causas de las convulsiones febriles

Las convulsiones febriles están generalmente relacionadas con un aumento en la temperatura corporal, que a menudo se debe a infecciones.

Infecciones: La mayoría de las convulsiones febriles son provocadas por infecciones virales, como la gripe o la roséola. Estas infecciones suelen provocar fiebre alta.

Reacciones a la vacunación: En algunos casos, las convulsiones febriles pueden ocurrir después de ciertas vacunaciones, como las de difteria, tétanos y tos ferina. Es importante aclarar que es la fiebre, y no la vacuna en sí, la que puede desencadenar la convulsión.

Fisiopatología de las convulsiones febriles

Las convulsiones febriles se producen debido a un desbalance entre los neurotransmisores excitatorios e inhibitorios en el cerebro. Durante la fiebre, la hipertermia puede reducir los receptores para GABA, un neurotransmisor inhibitorio, lo que favorece la excitación neuronal.

Además, la respuesta del cuerpo a ciertas citoquinas proinflamatorias puede inducir convulsiones. Por ejemplo, la interleuquina 1b (IL-1b) puede alterar la fosforilación del receptor N-metil-D-aspartato, afectando la liberación del glutamato, un neurotransmisor excitatorio.

La respiración rápida durante la fiebre también puede causar alcalosis respiratoria, aumentando la excitabilidad neuronal y contribuyendo a la aparición de convulsiones.

Factores de riesgo asociados a las convulsiones febriles

Varios factores pueden aumentar la probabilidad de que un niño experimente convulsiones febriles:

  • Edad: Son más comunes en niños de 6 meses a 5 años.
  • Historia familiar: La predisposición genética puede influir; algunos niños heredan la tendencia a sufrir convulsiones febriles.

Complicaciones y consideraciones a tener en cuenta

A pesar de su apariencia alarmante, la mayoría de las convulsiones febriles no producen efectos duraderos. Este tipo de convulsiones, en general, no causa daño cerebral ni problemas de aprendizaje. Además, no se relacionan con un riesgo de epilepsia a largo plazo.

Sin embargo, existe la posibilidad de que un niño tenga episodios recurrentes. Los factores que aumentan este riesgo incluyen:

  • Primera convulsión debido a una fiebre baja.
  • Intervalo breve entre el inicio de la fiebre y la convulsión.
  • Antecedentes familiares de convulsiones febriles.
  • Edad inferior a 15 meses al momento de la primera convulsión.

Prevención de las convulsiones febriles

La mayoría de las convulsiones febriles ocurren en las primeras horas de fiebre. Para ayudar a prevenirlas, considere los siguientes consejos:

  • Considere administrar acetaminofén o ibuprofeno al inicio de la fiebre, aunque esto no garantiza la prevención de convulsiones.
  • Evite la aspirina en niños o adolescentes que se recuperan de varicela o enfermedades similares a la gripe debido al riesgo del síndrome de Reye.

Medicamentos de prevención bajo prescripción

En situaciones raras, se pueden recetar medicamentos anticonvulsivos para prevenir episodios. Sin embargo, estos tratamientos pueden tener efectos secundarios que deben ser considerados cuidadosamente.

Diagnóstico de las convulsiones febriles

El primer paso tras una convulsión febril es identificar la causa de la fiebre. Para ello, los médicos pueden recomendar:

  • Pruebas de sangre.
  • Pruebas de orina.
  • Punción lumbar para descartar infecciones del sistema nervioso central, como meningitis.

En el caso de convulsiones complejas, podría ser necesario realizar un electroencefalograma (EEG) o una resonancia magnética para evaluar la actividad cerebral o investigar anomalías específicas.

Tratamiento de las convulsiones febriles

La mayoría de las convulsiones febriles se resuelven por sí solas en pocos minutos. No obstante, si un episodio se prolonga más de 10 minutos, es vital buscar atención médica de inmediato.

En situaciones más serias, donde la convulsión dura más de 15 minutos, se pueden administrar medicamentos para detenerla. En caso de que se presente una infección grave, el médico puede recomendar la hospitalización para observación.

Manteniendo la calma durante una convulsión

Si su hijo experimenta una convulsión febril, es esencial mantener la calma y seguir estos pasos:

  • Coloque al niño de lado en una superficie segura.
  • Permanezca cerca para consolarlo.
  • Retire objetos peligrosos del área.
  • Afloje ropa restrictiva.
  • No restrinja sus movimientos ni coloque objetos en su boca.
  • Crónometre la duración del episodio.

Preparándose para la consulta médica

Es recomendable anotar información relevante antes de la cita con el médico. Incluya detalles sobre la convulsión, tratamientos previos y cualquier otro síntoma que haya precedido el episodio.

Algunas preguntas clave a considerar durante la consulta son:

  • ¿Cuál puede ser la causa de la convulsión?
  • ¿Qué pruebas se requieren?
  • ¿Existen riesgos de recurrencia?
  • ¿Cómo debemos actuar en futuros episodios?

Para obtener más información sobre cómo manejar las convulsiones febriles, puedes consultar el siguiente video que ofrece consejos prácticos:

Entender las convulsiones febriles y cómo actuar puede transformar una experiencia aterradora en una situación manejable. Educarse sobre el tema es el primer paso para ayudar a su hijo en momentos de crisis.

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